Si usted busca golosinas en ciudades como Buenos Aires solo deberá caminar unas pocas cuadras en cualquier sentido que seguramente encontrará un kiosko abierto. Es el más común de los emprendimientos familiares y requiere de un mínimo de 18 horas de atención para ser mínimamente rentable. Tal vez por ello muchos son habilitados en alguna habitación del propio hogar que al menos tenga acceso directo desde la calle.
Hoy cuando usted se detiene a elegir algo que comprar resulta asombroso el colorido y la variedad de productos ofertados. Dulces, caramelos y alfajores para los niños; cigarrillos y frituras saladas para los hombres; barras de cereales, yogourt, chocolates, caramelos , alfajores, bebidas, frituras saladas y cigarrillos para las mujeres. Todo al alcance de la mano y a precios mayormente pautados como fijos por el fabricante.
Pero a principios del siglo XX la cosa era muy diferente y por qué no decirlo, tal vez más sana, gustosa y natural. Los caramelos y chicles se compraban en las boticas o farmacias, los productos en base a harinas por medio de almacenes o vendedores ambulantes y las aguas carbonatadas en las confiterías. Si pensamos que el deseo potencia el disfrute, es probable que aquello tan difícil de adquirir por aquellos tiempos proveyera una satisfacción mayor a quien lograba tener acceso a ellos y darse el gusto.
Algunos de los productos que se disfrutaban eran por ejemplo:
El Gofio
Gofio |
Sería un antecesor de los Corn Flakes y se trata de grano molido y tostado, con preferencia de maíz. De aspecto muy parecido al de la harina pero de un color más oscuro y amarillento. En realidad era como los cereales, algo que se agregaba a la leche o se mezclaba con miel, pero muchos chicos lo consumían directamente en forma de un polvo grueso y desde su empaque tradicional: un cono de papel madera provisto por el almacén. Algunos creían que era galleta molida. El principal inconveniente consistía en la muy común aspiración del producto en forma accidental, generando ahogos y tos.
Chuenga
José Eduardo Pastor "Chuenga" |
Si bien el nombre proviene de una deformación local de la palabra norteamericana Chewing gum o Goma de mascar, en Argentina se lo asocia a ciertos caramelos masticables de fabricación casera creados o comercializados originalmente por un vecino del barrio capitalino de Floresta.
Detrás del producto que se vendía en las canchas, el Luna Park y cualquier otro eventos que reuniera multitudes, se escondía, por así decirlo, un vecino cuyo nombre era José Eduardo Pastor, nacido en 1915 y fallecido en su ciudad natal en 1984. Era un personaje delgado y algo falto de cabello, que ofrecía su mercadería al popular grito de “Chuengaaa”..., vistiendo pullovers de colores y diseños llamativos . Él vendía esos masticables blancos con algunas vetas de diferentes colores y muy deformes por ser artesanales, envueltos en un papel excesivo con relación al tamaño del producto y que en sus puntas estaba retorcido exageradamente para darle aún más volumen. Así le dieran 5, 10 o 20 centavos, la medida que se recibía siempre era la misma “un puñado de su mano” Chuenga vendía al voleo, metía su mano en la bolsa de lona y el puñado que sacaba era "su medida". El envoltorio abundante en papel, hacía que del producto en sí llegara al cliente una cantidad no muy generosa. Ahí radicaba "el negocio" de "Chuenga".
Una característica que llamaba la atención era que en las canchas de fútbol el comprador desde cualquier parte de la tribuna gritaba chuenga y este vendedor que siempre era el mismo, le entregaba el puñado de golosina a la primer persona que tenia a mano y este al otro mas arriba y así sucesivamente hasta llegar al goloso adquirente por mas lejos que este se encontrara, quien a su ves enviaba las monedas por su compra de la misma forma y en sentido inverso.
Una característica que llamaba la atención era que en las canchas de fútbol el comprador desde cualquier parte de la tribuna gritaba chuenga y este vendedor que siempre era el mismo, le entregaba el puñado de golosina a la primer persona que tenia a mano y este al otro mas arriba y así sucesivamente hasta llegar al goloso adquirente por mas lejos que este se encontrara, quien a su ves enviaba las monedas por su compra de la misma forma y en sentido inverso.
Barquillo
Barquillos en todas sus formas |
Se llamaba y llama barquillo a una hoja delgada de pasta hecha con harina sin levadura y azúcar o miel y, por lo común, canela. El barquillo calentado en moldes recibía en otro tiempo la figura convexa o de barco (de donde procede su nombre) pero en diversos países adoptó otras formas. Usted lo reconoce en los cucuruchos de los helados o en los famosos y deliciosos "Cubanitos"
En Argentina suele usarse la forma de pañuelo plegado o triangular . Era muy común en las plazas y en la playa durante la temporada. El "Barquillero" se anunciaba con algún instrumento musical como por ejemplo una Flauta de Pan o un triángulo y se distinguía por portar un cilindro metálico donde se guardaba el calor del producto recién horneado, mientras que su tapa era una ruleta de la suerte.
Ruleta de Barquillero |
El comprador abonaba un monto fijo y el Barquillero hacía rodar la ruleta de forma que el número indicado por la suerte fuera la cantidad de producto entregado. Según cada vendedor la ruleta podía estar graduada para entregar de uno a diez, o en los más conservadores y económicos, uno o dos.
Chicles
Chicles Adams |
Los Chiclets Adams fueron los primeros en llegar. Además de las variantes tutti-frutti, menta y mentol había dos sabores adicionales que ya no existen: Adams Sen-Sen y Adams Black-Jack. El Sen Sen perfumaba el aliento con dejos a menta y orozuz, aunque no era para nada dulce. El segundo, era, exactamente de Orozuz o Regaliz que es la raíz de una pequeña planta perenne que se cultiva en el sur de Europa y en el Oriente Próximo. Tiene un sabor anisado y agridulce.
El de tutti-frutti se llamaba , "California Fruits" y el de menta ,"Pepsin". Aún no se había popularizado la variante confitada y por supuesto, ni hablar de chicle globo. Los chicles de ese entonces tenían forma de tabletitas, como aún pueden encontrase en algunas marcas. Las publicidad alegaba que fortalecían las encías, blanqueaban la dentadura y ayudaban a hacer correctamente la digestión. El Sen-Sen, les encantaba a nuestros abuelos y bisabuelos, pero no se le puede dar con justicia, el nombre de "golosina". No era tal cosa. Por lo pronto, carecía de dulzor. El Sen Sen venía en forma de unas especies de piedritas negras y duras, muy pequeñas, con forma de conitos y una mezcla de sabores en la gama del mentol, aunque con toques de orozuz. Era usado para combatir el mal aliento matinal prepararse para una cita con la pareja o para ocultar el aroma de quienes no deseaban ser descubiertos luego de fumar.
Rollos de caramelo de orozus |
El de tutti-frutti se llamaba , "California Fruits" y el de menta ,"Pepsin". Aún no se había popularizado la variante confitada y por supuesto, ni hablar de chicle globo. Los chicles de ese entonces tenían forma de tabletitas, como aún pueden encontrase en algunas marcas. Las publicidad alegaba que fortalecían las encías, blanqueaban la dentadura y ayudaban a hacer correctamente la digestión. El Sen-Sen, les encantaba a nuestros abuelos y bisabuelos, pero no se le puede dar con justicia, el nombre de "golosina". No era tal cosa. Por lo pronto, carecía de dulzor. El Sen Sen venía en forma de unas especies de piedritas negras y duras, muy pequeñas, con forma de conitos y una mezcla de sabores en la gama del mentol, aunque con toques de orozuz. Era usado para combatir el mal aliento matinal prepararse para una cita con la pareja o para ocultar el aroma de quienes no deseaban ser descubiertos luego de fumar.
Media hora
Cramelos Media Hora |
Aún perduran estos deliciosos caramelos de Regaliz u Orozuz que cumplen con su nombre y duran casi treinta minutos. Muchos creen que están realizados únicamente con azúcar caramelizada, pero en realidad el sabor proviene de esa planta, el Regaliz. Los caramelos "Media Hora", todavía siguen vigentes y son siempre deliciosos, aunque hayan salido ahora algunos detractores que aseguran que son espantosamente horribles y los chicos los comían obligados "por no haber otra cosa". Aunque el orozuz haya pasado un tanto de moda, en los 20 y 30 llegó a ser tan popular, que algunos cuentan que el indio más famoso de la historia de nuestra historieta fue bautizado en su honor. Dicen que el nombre Patoruzú, nació al practicar la conjunción entre la palabra francesa "pâte" (pasta) y el término "orozuz" algo modificado.
Churros, Tortas fritas y Pastelitos
Churros rellenos de dulce de leche |
El churro consiste en una confitura realizada en base a una masa compuesta por harina, agua, azúcar y sal, que se introduce en un aparato parecido a una manga repostera, por donde sale mediante extrusión convertido en tiras cilíndricas de un dedo de grosor aproximadamente, y con sección trasversal en forma de estrella (estrías), que se fríen en aceite y una vez hechos, a veces, se rebozan en azúcar y rellenan con dulce de leche o chocolate.
Los Pastelitos criollos son típicos de la cocina Argentina, se comen todo el año, aunque son unos de los dulces de la fechas patrias, son de masa hojaldrada rellenos de membrillo y fritos en aceite, se pueden bañar con almíbar y decorar con granas de colores. En la actualidad también se hacen de dulce de Batata pero en este caso y para diferenciarlos, no se le colocan granas.
Pastelitos Criollos |
Las Tortas Fritas son un bocado típico del Río de la Plata, y posteriormente extendido a otros países en los que se la conoce con un nombre diferente. Su masa es básicamente la del pan común y se compone básicamente de harina de trigo, levadura natural activada con un poco de azúcar y agua tibia o levadura seca y sal, existen variantes con huevos, leche y azúcar, luego de la fermentación se estira la masa, se la corta de la forma deseada y se fríe en grasa vacuna o aceite vegetal neutro.
Tortas Fritas |
Como las tres golosinas se generan en base a fritura controlada para no arruinar el producto con una sobre cocción o que queden embebidas en aceite, el fabricante (aún hasta el día de hoy) esta dedicado a esta tarea en exclusividad. Se lo solía ver pasar en horarios cercanos a la hora de la merienda o el desayuno, con una canasta al hombro tapada por manteles blancos para mantener su calor.
Pirulín, Manzanas acarameladas, Pororó, Algodón de azúcar y Maní tostado
Pirulín |
Elementos típicos de los vendedores ambulantes de las plazas, el pirulín o pico dulce, era un caramelo duro y colorido, de hasta 10 a 15 cm de alto, de forma cónica o piramidal con punta muy aguda, con un palito en la base que sirve para sostenerlo, y que viene envuelto en papel plástico transparente (similar al papel celofán). El típico chupetín original.
Manzanas acarameladas |
Las manzanas acarameladas no eran otra cosa que manzanas normales que habían sido bañadas con caramelo en estado líquido y que en algunos casos se recubrían con pororó.
Pororó |
El pororó no era otra cosa que Palomitas de maíz o Pop Corn. Para su elaboración se utilizan granos de maíz Pisingallo, dispuestos en una olla o recipiente y tostados hasta la explosión terminados con un toque de vainilla y un poco de azúcar melaza o miel.
El algodón de azúcar es una golosina muy popular a lo largo de todo el mundo formado por una serie de finos hilos de azúcar enredados alrededor de un palo o cono. Se prepara usando una máquina especial inventada en 1900 y perfeccionada en 1940 y se vende usualmente en ferias y otros eventos festivos. El color característico de la golosina es el rosa, aunque también es popular una mezcla de rosa, púrpura y azul. En Argentina es normal encontrar vendedores callejeros que venden la golosina en las plazas o los días de vacaciones de verano en las calles.
En las plazas siempre se encontraba un tanque de tostado negro a carbón o gas decorado para simular las formas de una locomotora a vapor, donde se colocaba maní natural y se lo tostaba. Por unas pocas monedas uno recibía un cono de papel lleno hasta desbordar con maní tostado y con su cáscara. Una golosina sana y natural que en las tardes de fresco ayudaba a calentar las manos.
Haciendo el algodón |
Caramelos
Tienda de dulces y caramelos |
Pastillas
Pastillas de Darío Rodriguez de la Fuente |
DRF fue fundada en 1914, año en que Don Darío Rodríguez de la Fuente comenzó a producir artesanalmente unas exquisitas pastillas de menta que bautizó con las iniciales de su apellido: DRF. Al poco tiempo DRF alcanzó su merecida popularidad entre el público consumidor y comenzaron a agregarse diferentes sabores.
Primer envase de pastillas Volpi |
Bajo la misma formula de pasta dura de azúcar se comercializaron las pastillas Volpi y los hasta ahora existentes corazoncitos Dorin´s (1950) todos en una gran variedad de sabores frutales tales como frutilla, naranja, mandarina y limón.
Las cardiopastillas Dorin´s |
Galletitas
Surtidas en lata |
Turrones y Garrapiñadas
Los más famosos y consumidos en las plazas y paseos públicos eran el Turrón Japonés y la Garrapiñada de Almendras.
Garrapiñada |
La composición del turrón Japonés es la misma del llamado Alfeñique, siendo en realidad una especie de caramelo o confitura procedente de España con base en azúcar pura de la caña preparada en pasta alargada, a la que pueden sumarse otros componentes como huevo manteca y maicena para lograr su dureza de turrón. Pero el Japoné vendido en las plazas era como un inmenso block sólido, y venía de dos sabores: vainilla, y otro de color rosado que era de frutilla. Lo cortaban con un punzón y un martillo, ya que era sumamente duro.
Las almendras garrapiñadas son aquellas a las que, crudas, se les añade un recubrimiento de caramelo, hecho a partir de azúcar caramelizado. Este caramelo oscurece la almendra, el azúcar tostado la endulza y le da una textura más dura. Hoy día son más populares las realizadas en base a Maní.
Alfeñiques enroscados |
Chocolates
Una de las primeras fábricas de chocolate fue la de Águila fundada en 1880, cuando Abel Saint abre sobre la calle Carlos Pellegrini un local de tostado de café. El negocio evoluciona favorablemente y una década más tarde abre una fábrica en Barracas, en la intersección de las calles Brandsen y Herrera.Hoy permanece en la esquina el águila emblemática del edificio mientras que fue convertido en un centro comercial de elementos para la construcción y supermercado.El más rico chocolate |
Luego de la muerte de Saint, su familia queda a cargo de la empresa, que inicia sus operaciones en el Uruguay en 1905 La compañía continúa desarrollando su actividad con éxito y en 1923 se convierte en Sociedad Anónima. Posteriormente, en 1930 inicia la fabricación de los helados Laponia (otra tradicional marca argentina).
Los bloquecitos de los chicos |
Otras famosas marcas chocolateras fueron, Suchard comercializando varios chocolates entre los que se destacan los Bloquecitos Suchard y los Nestlé. Curiosamente ambas marcas se afincaron en Argentina en 1930.
Bebidas
Afiche de naranja Bilz |
Por entonces las gaseosas o aguas carbonatadas eran bebidas que se debían consumir preferentemente en una confitería, en ocasiones especiales y presentada en formato de botellas pequeñas. En las casas, la bebida de todos los días era el simple vino con soda, tinto o blanco. Y aunque ahora a algunos los escandalice, ningún chico salio alcohólico por tomarse dos vasitos de vino con soda en la comida o tomarse un poquito de sidra o champagne para el brindis de Navidad o Año Nuevo. Mucho menos a causa de una porción de torta regada con Oporto almibarado. Si recuerda mi post anterior verá que se lo afirmo con conocimiento de causa. La cuestión es que las gaseosas se dejaban para cuando se iba a la confitería, vestidos de domingo, con papá , mamá o los abuelos. Allí se pedía una botellita de Cola o Naranja Bilz (una bebida de origen alemán), de Chinchibirra (versión más antigua de la Ginger Ale que venía con una botella de bolita) o de Crush. Muchas más opciones no había, si bien se podía optar por los siempre deliciosos jarabes para diluir, en aquel entonces, mucho más surtidos que ahora: granadina , menta, ananá, grosella , guinda, vainilla, frutilla, naranja, cola, durazno, jarabe de goma, caramelo, frambuesa y tamarindo. En los cumpleaños, si eran en invierno, corría el chocolate caliente, si transcurrían en verano, los citados jarabes podían entrar a tallar, aunque era más común optar por la siempre fresquísima limonada o una buena sangría si había cumplido más de doce años y había dejado los pantalones cortos.
Gracias al empuje del consumo masivo de productos naturales se pueden obtener todos estos dulces del pasado en sus versiones de fabricación al detalle provistas en las nuevas tiendas o negocios naturistas o en los hermosos carritos de plaza.
Para cerrar y aunque a usted pueda parecerle increíble, hasta muy entrada la segunda mitad del siglo XX muchos niños, en su gran mayoría habitantes alejados de las grandes ciudades, no conocían o habían probado ninguna golosina en absoluto, mucho más preocupados sus padres por obtener el sustento mínimo indispensable que por endulzarles las vidas con azúcar reprocesada.
Recién entrados en la adolescencia o en la edad adulta, una vuelta del destino los enfrentó con la catarata de endorfinas que libera una buena provisión de estos dulces elementos de placer.
Hoy, sumergidos en la era del consumo, tal vez debamos hacer un extremo esfuerzo de nuestra imaginación para poder imaginar que, de todas maneras, ellos también fueron felices.
Taluego.
p/d. Si desean colaborar con la historia de alguna golosina que he olvidado incluir, el post queda abierto para ustedes.
p/d. Si desean colaborar con la historia de alguna golosina que he olvidado incluir, el post queda abierto para ustedes.
Un repaso de época magnífico!! No creo que le falte nada. Mi madre, ya difunta, me habló alguna vez de la chinchibirra y eso me retrotrajo a ese tiempo de niña escuchando historias lejanas pero imaginables. Gracias!!
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